94. La figura del acosador dentro del BDSM 2
Continuamos con la segunda parte de esta serie. Encontramos información interesante y que puede ser de interés para diferenciar a quienes se acercan con la finalidad de acosar y manipular nuestras emociones.
Cómo siempre, la mayor recomendación que puedo entregar es que si vives una situación en la que no te sientas cómoda y ya lo conversaste sin tener una respuesta, es mejor que huyas (pide la libertad en el caso de ser sumisa y si eres Amo termina esa relación).
4 La Ama acosadora
Las mujeres, cuando son ellas las acosadoras, suelen ejercer la violencia física mucho menos, pero aumentan la presión psicológica hasta un punto insoportable, hasta que la víctima estalla y entonces la acusarán de violencia de género. Una acosadora minará la autoestima de su pareja haciéndole sentir que no vale como hombre, e intentará atraer a su lado a la familia de él, predisponiéndola en contra de su pareja.
La acosadora Dominante suele apoyarse en su aspecto físico, muy cuidado y en la certeza de que puede tener a sus pies cuantos sumisos quiera, de modo que recurrirá continuamente al chantaje emocional y a la coacción. Utilizará el coqueteo, cuando no la infidelidad abierta y descarada para hacer sentir a su sumiso su desdén, despreciarán sus regalos y se mostrarán caprichosas y autoritarias. Lo malo, es que esta actitud es parte del papel de toda Ama y los sumisos adoran que las Amas se comporten de manera altiva y algo desdeñosa, de modo que el argumento de la acosadora es obvio “¿no tienes lo que querías?, ¿pues de qué te quejas?”. Ante el cual, el sumiso está indefenso. El problema, es que ella abusa de su posición, explotando a su víctima en todos los aspectos, incluido el económico.
Recuerdo una vez un sumiso, que me llamó desesperado porque necesitaba hablar con alguien. Su hijo, también sumiso, había caído con una de estas, que amenazaba con hacerle chantaje contándoselo a su mujer si no le daba cierta cantidad de dinero y sin embargo, él no era capaz de alejarse de esa relación, cuando pasaban más de tres días sin tener noticias suyas, iba a buscarla a su casa y justificaba el chantaje como el tributo debido a un Ama. Su padre había intentado hablar con él, y recuerdo muy bien que le había dicho: “Hijo, tú no es que seas sumiso, es que eres estúpido”. Como en semejantes circunstancias, no se puede razonar con nadie, tuve que aconsejar al padre que tuviera paciencia y salvara cuanto pudiera de las propiedades familiares.
5 La acosadora sumisa
Mujer y sumisa, a primera vista podría parecer imposible que en esta categoría se dé el acoso, ya que en principio, son el punto más débil de cualquier relación. Pero no nos dejemos engañar por las apariencias, hay acosadoras que desde su rol de víctimas son tan destructivas como cualquier Dominante.
La mayoría de los seres humanos, somos sensibles a la compasión y esta sensibilidad puede ser explotada consciente o inconscientemente por todas aquellas personas que son propensas a “hacerse las víctimas”. Es cierto que las personas que han sufrido mucho, son vulnerables y algunas de ellas, se han vuelto muy egoístas y han aprendido a explotar sus desgracias ante los demás como estrategia para sobrevivir, pero ahora no nos referimos a ellas, porque estamos hablando de alguien que actúa calculada y deliberadamente. La sumisa acosadora, utiliza un planteamiento contrario al acosador Dominante, voluntariamente, aparece como alguien débil, indefenso para provocar la ternura y el proteccionismo de su amo, pero esta debilidad es completamente falsa y no pasa de ser un teatro bien estudiado, por mucho que ellas mismas se autocompadezcan. Ellas no utilizan la violencia, ni la fuerza bruta, pero igualmente irán succionando las energías de los que las rodean y caen en su encanto. Aparentemente, adoran a su amo, le idolatran y continuamente le recuerdan lo mucho que ellas se han sacrificado por él. Si el arma de los hombres acosadores, suele ser la palabra hiriente, la ironía y el sarcasmo, el método de destrucción de estas mujeres son el silencio y las lágrimas, hasta hacer creer sinceramente a su Dominante, que su perpetua infelicidad es responsabilidad suya. De esta manera, obtienen de sus Amos todo cuanto quieren, dinero, tiempo, dedicación exclusiva y manipulación extrema. Es típico de estas sumisas fingir enfermedades que no tienen o exacerbar los síntomas de las que sí tienen, y uno de los argumentos que utilizan es la amenaza con acciones extremas en caso de no seguir sus caprichos, pudiendo llegar a ser violentas si se las contradice.
Vamos a contar el caso de ángel y Sir. No es una pareja real, pero sí recoge retazos de otras historias que yo he conocido, y de algunas experiencias referidas en consulta por parejas vainilla.
Sir mantiene una relación vainilla con su esposa en la que no se siente realizado. Varias veces se han planteado ya la separación, pero no terminan de decidirse. No tienen hijos. Ángel por su parte, también está casada y no se había planteado nunca buscar nada más hasta que conoció a su Amo en una reunión de trabajo. Ella se presentó como una mujer “que ha sufrido mucho” y sigue sufriendo un marido despótico que no la valora como persona, tal y como cuenta frecuentemente entre lágrimas, además sufre de terribles jaquecas. Al principio, Sir ve en ella el potencial para ser la sumisa perfecta y asume el reto de introducirla en el BDSM, a lo que ella responde con entusiasmo creciente. Sir se promete a sí mismo protegerla y velar por su bienestar. En un punto dado, ángel, empieza a hacer veladas comparaciones entre su Amo y su marido vainilla y coge rabietas y crisis de llanto que acaban en urgencias cada vez que su Amo le niega algo. Su amo se siente culpable, él la introdujo en el BDSM y ahora no se siente a la altura. Poco a poco, las exigencias de ella crecen, solapadas, sibilinas, pero envolviéndole como en una maraña. Ella acaba por amenazar con suicidarse si él no se divorcia. Sir se siente atrapado, coaccionado y asfixiado, pero no se atreve a dejarla por miedo a que ella “cometa una locura” y también por pena, por creer que podrá ayudarla a madurar, premisa que es falsa, por supuesto, ya que cuanto más pone él de su parte, más le exige ella.
He podido observar a lo largo de los años un fenómeno curioso que yo llamo del de “la sumisa consentida”, muchos Amos, en especial si la relación está aún en fase de cortejo, que toleran a su sumisa comportamientos infantiles que yo jamás consentiría en un hombre. Creo que se debe a que consideran a la sumisa poco más que una niña y en el fondo opinan que sus caprichos son inevitables. No se plantean en ningún momento que están siendo manipulados. Por ejemplo, las sumisas dan plantones con mucha frecuencia, y sin mediar explicación ninguna, en la plena conciencia de tener derecho a ello. Especialmente las jóvenes, crean expectativas sexuales que luego no se cumplen, y muchas se ofenden por los motivos más prosaicos: “hoy no me ha escrito usted, si tuviera un verdadero interés en mi, lo habría hecho, me siento muy dolida y por ese motivo, no quiero continuar la relación” y argumentos de ese tipo que carecen de lógica ya que son puramente emocionales.
Comunicación e Incomunicación
1 La comunicación perversa
Existe todo un estilo muy elaborado en la manera de hablar y de comunicarse con los demás por parte de los acosadores llamada “comunicación perversa”, ya que su objetivo básico es justo el contrario, es decir, incomunicar. Exige mucha entereza y sangre fría, no caer en la trampa de la comunicación perversa y ser capaz de resistir su discurso manipulador. Las características básicas de esta manera de hablar o de escribir son las siguientes:
− No comunica, no transmite información, no expresa deseos, ni sentimientos.
− Es difusa, el mensaje es ambiguo de forma que pueden desdecirse en cualquier momento.
− Se basa en el doble sentido, la distorsión y las alusiones indirectas.
− Huyen de las conversaciones sinceras.
− Dan la vuelta a los argumentos a su favor.
− Se apoyan en mensajes no verbales que aportan un sentido hiriente a lo que estén diciendo.
− Usan la ironía, el sarcasmo, la humillación, el chantaje emocional y el silencio como forma de niguneo.
− Jamás se justifican.
− Culpan a la otra persona, sea cual sea la situación le dan la vuelta de forma que si el interlocutor les hace acusaciones directas, acaba por dar todo tipo de explicaciones.
− Usan abusivamente el teléfono móvil, sms, email, chat.
− No escuchan nada de lo que se les dice, no contra argumentan, se limitan a repetir sus premisas.
− No es posible razonar con ellos, ya que no siguen un discurso lógico, ni atienden a ningún argumento.
Por principio, el acosador, nunca se expresa sinceramente, no revela auténticos sentimientos, no reconoce faltas y no se atribuye defectos, que son todos de la víctima. Lo que más teme el acosador, es precisamente una conversación sincera donde enfrentarse a los hechos, buscan siempre confundir, desinformar y tergiversar a su favor cualquier demanda que se les haga. Hablar con ellos es predicar en el desierto, lanzan acusaciones terribles e infundamentadas que son imposibles de rebatir, y la víctima se desgasta en vano intentando autojustificarse. Son maestros en el uso del lenguaje no verbal y son capaces de hacer mucho daño con solo una mirada. No se puede razonar con un acosador, ni mucho menos intentar justificarse, la única estrategia posible es no contestar o ser lo más lacónico, directo y cortante posible, sin perder los nervios.
Para un acosador, el móvil es un regalo del cielo, la forma perfecta de tirar la piedra y esconder la mano. El teléfono puede convertirse en una tortura, no sólo por las llamadas, sino también en el uso de los sms lapidarios y alarmantes, en los cuales amenaza, pide perdón, insulta y se humilla alternativamente. Los sms son perfectos para sus fines, porque pueden dar a entender muchas cosas sin decir nada. El teléfono móvil, con su facilidad para llamar con número oculto, es un arma terrible ante la cual la víctima está indefensa y es una forma de prolongar la relación a voluntad, ya que un acosador no acepta nunca que la otra persona tome la iniciativa para abandonarlo. No basta con no coger el teléfono, no todo el mundo puede permitirse cambiar de número y las denuncias a la policía son inútiles.
El email también es peligroso, por cuanto no conviene abrir mensajes que son potencialmente destructivos en el contenido de las palabras, pero es más fácil controlarlo si tenemos la fuerza de voluntad suficiente para no abrir el correo y mandarlo directamente a la bandeja de spam, no hay que caer en la tentación de leerlo, por cuanto el contenido suele ser muy hiriente.
Así explicado, podría parecer fácil sustraerse al discurso de un manipulador, basta con no escuchar, pero según sea la habilidad e inteligencia de quien acosa, esto puede ser muy difícil.
Veamos algunos ejemplos absolutamente reales de lo que quiero decir:
En el ejemplo siguiente, no ha habido agresión física, pero sí, infidelidades constantes y una manipulación egoísta de otra persona, acercándose cuando ella decide romper y alejándose, cuando ella busca un compromiso. Es decir, intenta mantener a la otra persona a su disposición, estando disponible únicamente cuando no tiene otro plan más sugerente.
(…) La conclusión que quiero que saques de mi correo es que aunque te parezcan egoístas mis decisiones, muchas veces, no las tomo por mi, sino por nosotros, por que yo “toy” sin fuerzas de cambio, sin fuerzas de nada para poder estar con alguien. Pero no “quiera”dejarlo contigo porque sé que eres la personas a la que mas he querido y seguramente “al a” que mas querré, pero por ese motivo no puedo dejarte pero tampoco puedo estar contigo. No puedo pedirte que vengas a vivir conmigo porque se que te puedo hacer mucho daño, pero claro, si te vas “es” se que es casi imposible que volvamos a estar juntos. es todo muy complicado y te pido algo paciencia.(...) Vemos claramente como el acosador se exculpa, echando mano del chantaje emocional. El párrafo sobre todo es ambiguo, ya que dice a la vez que sí y que no y ese es el tono general de la toda la carta, que no reproduzco en su totalidad por discreción.
Una amiga sumisa comenta: "Personalmente, puedo documentar un caso muy curioso, que resulta un ejemplo muy claro de la habilidad para buscar argumentos a favor de sus intereses, de la que suelen hacer gala estas personas. Soy un animal de costumbres nocturnas, si puedo, prefiero trabajar de noche, leer, escribir, preparar casos, documentarme, etc. Por esta misma razón, –cuando puedo– prefiero levantarme tarde por la mañana. Recuerdo un amo, que empezó a tontear conmigo por Internet. En esa temporada estaba bastante aburrida y cometí de nuevo el error de darle mi teléfono. Lamentablemente, empezó a llamarme a las nueve de la mañana, en la pausa que hacía en el trabajo. Como puede suponerse, yo a esas hora no estoy para muchas bromas. La primera vez, le dije muy cortésmente que no volviera a llamarme tan temprano. Se disculpó y dejó pasar unos días antes de volver a telefonearme a la misma fatídica hora. La segunda vez, no le cogí el teléfono, pero volvió a intentarlo al día siguiente y entonces mi respuesta, ya no fue tan cortés. Atención al email de “disculpa” que recibí después:
(...)Buenas tardes y disculpa este nuevo mensaje, pero después de mi deporte, realmente es donde pienso, tengo una perspectiva diferente de las cosas.
De verdad que no quiero, ni pretendo ni nada, ser arrollador, bueno, sí lo soy un poco es que es mi forma de ser, pero en ningún caso quiero con esto presionarte o algo parecido, tampoco para mi es fácil, al fin y al cabo el medio por el que nos estamos conociendo para mi es absolutamente nuevo..., puede que por eso no sepa calibrar mis pasos, tampoco quiero dar otra imagen, soy impulsivo, divertido, espontáneo, no sé, no me sale medir los movimientos, ¡He cometido un grave error!
De todas maneras, y aunque no te conozco mucho, ya me preocupo por ti, soy así con la gente que me cae bien, me intereso por su vida y creo que deberías pensar que no puedes continuar así, no es bueno levantarse tan tarde. ¡Con el día tan bonito que hacía ayer!. Si te llamo es para ayudarte un poco en la distancia, cuidarte y animarte a salir (…)
Si yo fuera más joven e inexperta, tal vez habría colado aquello de que “no voy bien en mi vida y él se preocupa por mí”, pero a estas alturas, simplemente lo veo como lo que es: una total falta de respeto a mi forma de vivir y de pensar. Evidentemente, la relación se cortó en este mismo momento, como en el caso del deportista, intentó volver a quedar conmigo en repetidas ocasiones, a pesar de mis negativas cada vez menos educadas".
2 La comunicación asertiva
Por asertividad, entienden los psicólogos la capacidad de expresar sentimientos, deseos y necesidades de una manera educada, pero firme, sin agresividad, pero sin dejarse avasallar. Una persona asertiva debería ser capaz, en la mayoría de situaciones de pedir perdón, demandar peticiones, aceptar cumplidos y sobre todo, de decir que no a lo que no le interesa, sin perder los nervios, y sin dejarse convencer. Esta es una habilidad que como todas las que se refieren a las relaciones sociales, puede aprenderse y se mejora con la práctica. En el BDSM, la comunicación, que es importante en todas las relaciones humanas, resulta esencial para que la relación funcione. Para ello, los integrantes de la pareja deben ser asertivos, y estar abiertos a la comunicación, la cual debe cumplir estas características: Ser clara, concreta y precisa.
Hablar de acciones, pero también sentimientos. No callar información importante por timidez o por interés.
Sin presuponer emociones ni sentimientos que no sean expresados. Uno de los mayores errores cognitivos que se comenten en las relaciones sociales es lo que llamamos “lectura de mente”, es decir, presuponer a los demás emociones, pensamientos e intenciones que no tienen indicios reales, y por tanto, nos lo estamos inventando.
Intercambiando puntos de vista y siendo capaces de ceder en favor del otro, pero sólo hasta el punto en que no nos perjudica seriamente esta concesión.
Por ejemplo, imaginemos un Amo y una sumisa, han tenido una sesión particularmente intensa y el Amo por primera vez ha usado un látigo. Lo ha hecho con mucho cuidado y de manera muy leve, pero aún así, a la sumisa no le ha gustado nada la experiencia, que le ha parecido demasiado dolorosa. Pues bien, acabada la sesión, y cuando se disponga de un rato tranquilo, hay que pararse a comentar lo ocurrido, sin dejarse nada. No es conveniente hacerlo nada más acabada la sesión, pues las emociones son aún demasiado intensas. Es obligación del Amo preguntar a su sumisa si le gustó, cómo, cuándo y cuánto, pero es obligación de la sumisa contestar con sinceridad y la mayor precisión posible. Lo que no se puede hacer es:
1) Presuponer lo que el otro quiere o siente. El Amo puede haberse percatado de que a la sumisa no le gusta el látigo y por tanto pensar “bueno, me pasé, mejor no lo vuelvo a intentar nunca, no vaya a ser que piense que no soy de fiar”. Puede ser que a la sumisa no le haya gustado la manera exacta de dar el golpe, pero sí quiera intentarlo de nuevo.
2) Callar lo que uno quiere. La sumisa puede callar por no llevar la contraria a su Amo, y en el fondo de su mente estar pensando: “debería darse cuenta de lo mucho que me duele y si no se da cuenta es porque es un egoísta y un mal Amo”.
3) Enfadarse y responder con agresividad. Si la sumisa, en cuanto el Amo da el primer golpe con el látigo, se revuelve y le dice al Amo “¿pero que haces?” no es correcto, pero puede ser comprensible y a veces sucede porque es muy difícil dominar las emociones en medio de una sesión. Es preferible esta reacción a que acabe la sesión y la sumisa rompa a llorar desconsolada y no se deje tocar. Así mismo, el Amo puede perder la paciencia y argumentar que no es para tanto, comenzando una pelea bastante seria.
4) Dar a entender lo que a uno no le gusta indirectamente. La sumisa, ante las preguntas de su Amo, puede contestar vagamente, sin enfrentarse a la cuestión principal, pero luego comenzar una red de suspiros, lamentos y llanto por las esquinas que su amo no sabe interpretar.
En fin, las situaciones posibles son muchas, y los errores de comunicación muy diversos, espero que al menos se haya entendido la idea. También es cierto, que uno no puede en todo momento ser objetivo, racional y asertivo y no pelearse a voz en cuello. Al contrario, perder la paciencia y los estribos de vez en cuando es normal y no supone que la relación sea mala, pero no debe ser la norma general, sino la excepción.
Pasiones Prohibidas ®
Muy Interesante Artículo mi Señor
ResponderEliminarAmplia información de análisis
Muy buen artículo, es fundamental reconocer a un acosador, sobre todo para los que se inician en este mundo, muchas gracias por compartir
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