85. Ceremonia de esclavitud
La
esclavitud no es una nueva invención; se ha practicado entre seres humanos
desde el amanecer de los tiempos. Hasta hace poco tiempo, ha sido el hecho más
notable de la vida para mucha gente. La esclavitud es humana. El dolor y el
sufrimiento son parte de la vida humana. Pueden ser evitados, es verdad. Es tu
elección. Recuerden que el castigo es una forma de amor, experimenta una
voluntad que madura en la otra.
Dedicas
tu mente y tu cuerpo a tu señor y a su voluntad. No te entregas a un ideal o ni
a una causa; no lo haces ni por dinero o gloria. Hay una semilla que empieza a
crecer en ti.
Cosas necesarias para el rito
Una
mesa de altura normal y una vela blanca sobre ella
Regalo
de la muchacha a su señor: algo pequeño que la muchacha elige ofrecer porque
simboliza la esencia de su sumisión.
Collar
auxiliar y cadena (no unidos).
Azote,
fusta.
Venda
negra para los ojos (colocada junto a la cama)
Vendas
o cuerdas (atadas a cuatro esquinas de la cama en la preparación)
Flor
roja (ej. un clavel) que la muchacha lleva como símbolo de su entrega.
Es
deber de la muchacha asegurarse de que todo lo necesario está listo.
Vestido:
La esclava debe vestir con ropas donde deje claro que ella está ofreciendo su
cuerpo a su señor y complacen su gusto. Ella debe perfumarse con cuidado.
Vestirá al Amo si él así lo desea.
La ceremonia
En
la mesa se fija una vela encendida sin ninguna otra luz en el cuarto. Se coloca
en frente el regalo. El Señor está quieto a un lado de la mesa, la esclava
frente al Señor. Ella tiene los brazos caídos a lo largo del cuerpo y muestra
las palmas de sus manos a su señor.
El consentimiento de la esclava
Señor:
¿Vienes aquí de tu propia voluntad libre?
Esclava:
Sí, vengo libremente.
Señor:
¿Aceptas libremente que te someterás a mi hasta la medianoche del día x del mes
y de ****? (o por un tiempo indeterminado).
Esclava:
Sí, soy desde ahora tu esclava hasta entonces.
Señor:
¿Juras solemnemente por todas las cosas que me darás cuanto pida totalmente,
sometiéndote sin trabas a mi disfrute de ti durante ese tiempo?
Esclava:
Sí, lo juro por todo mi señor.
Señor:
Repite estas palabras: Juro solemnemente someter a tu voluntad, mi corazón
(Luna, toca tu pecho y toca el de tu Señor), mi mente (toca tu frente y la de
tu Señor) y mi alma (toca tus labios y luego los de tu Señor. Juro solemnemente
obedecerte inmediatamente, sin reserva y sin vacilación en lo que me pidas.
Juro solemnemente parecer hermosa a tus ojos, sonar graciosa en tus oídos.
El Señor levanta la barbilla de
la esclava
Señor:
Soy tu Señor.
Esclava:
Es mi Señor.
Señor:
Soy tu Amo.
Esclava:
Es mi Amo
Señor:
Soy tu dueño. Eres mi esclava. Tu cuerpo es mío. Tu boca es mía. Tu sexo es
mío. Sirves mi voluntad. Sirves mi palabra. Sirves mi placer.
Esclava:
Es mi Dueño, soy suya, soy su esclava. Mi cuerpo es suyo, mi boca es suya, mi
sexo es suyo. Su voluntad es la mía. Sus palabras son órdenes. Sirvo a su placer.
(Después
de esta declaración, el Señor puede dar una palmada a la esclava en la cara o
la otra parte de su cuerpo).
Señor:
Ahora que he tomado la posesión de ti para el período, llevaré tu regalo como
símbolo de todo lo que deseo gozar en ti. (El Señor coge su regalo que ella le
ofrece con dos manos). Dame tu flor, símbolo de tu sometimiento (ella da su
flor y se arrodilla ante su Señor, con las manos a la espalda de ella. El Señor
destroza la flor, pétalo por el pétalo y mira caer los pétalos). De la misma
forma que he hecho uso esta flor, hago uso de ti. Ahora desnúdate. (La sumisa
se quita la ropa y los adornos y vuelve a arrodillarse ante su Señor, las manos
unidas detrás de ella y las piernas levemente separadas.)
El Señor fija sus condiciones:
Señor:
Viniste desnuda a mí. (El Señor pone en el cuello de la esclava el collar del
dominio). Lo usarás siempre que te lo ordene. (El Señor coge la venda negra y
con ella tapa la boca de la esclava). Hablarás cuando lo ordene. Tu cuerpo está
para mi placer. Muéstralo. (La esclava alza sus caderas ofreciendo su sexo). Mi voluntad penetra las barreras de tu
cuerpo. Ahora póstrate ante mí. (La esclava de rodillas pone la cabeza en el
suelo). Soy tu Señor. No aceptarás más Señor y sólo a mí me rogarás que te posea.
(Pone un pie sobre la espalda de ella como símbolo del derecho de pernada).
La
esclava ofrece al Señor la posibilidad de azotarla, lo cual hace éste o no, a
su voluntad. La esclava elige el instrumento de azote. Tras los azotes, el
Señor pone una cadena al collar de la esclava y la conduce al lecho. Allí le
quita la mordaza y con ella le venda los ojos. Es atada a la cama. El Señor
decide si dar o recibir placer.
Termina
la ceremonia cuando la esclava baja de la cama y se abraza a las piernas de su Señor
susurrando: Eres mi señor y yo soy tu esclava.
Se
hace con pleno conocimiento y libre voluntad de ambas partes.
Pasiones
Prohibidas ®
Waoo q buen escrito para poder conocer este estilo de vida
ResponderEliminarBella y significativa ceremonia
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